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En los últimos días miles de migrantes, la mayoría venezolanos, que permanecían en la frontera entre Bolivia y Chile, donde hace un par de semanas hubo enfrentamientos, se han desplazado a otras zonas como Oruro en busca de otras alternativas para poder llegar a territorio chileno.
La región occidental de Bolivia se ha convertido en la ruta de varios grupos de venezolanos que en las últimas semanas han decidido transitar el altiplano boliviano, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar para afincarse en Chile.
El paso de ingreso es la población de Desaguadero que comparten Perú y Bolivia, al sur del lago Titicaca, el más alto del mundo, y la travesía sigue hasta llegar a Pisiga, un pequeño poblado en la frontera boliviana con Chile, en donde aguardan algún resquicio de la frontera militarizada para acceder a suelo chileno.
La entrada de más de un millar de extranjeros en menos de siete días en febrero provocó desabastecimientos y enfrentamientos y se agravó con el fallecimiento de dos extranjeros: un colombiano y un venezolano.
Es difícil para Bolivia la carga venezolana, es entendible el problema que causa en un país como este de pobreza extrema, la frontera se ha tornado cada vez más crítica a raíz del cierre fronterizo, que fuerza la migración por otros puntos de la frontera no controlados.
Al no estar registrados regularmente los ingresos de venezolanos a Bolivia, no se tiene una cantidad exacta de los inmigrantes de esa nacionalidad que han pasado por el país.
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